El mediador familiar en procesos de separación o divorcio reduce el impacto psicológico negativo en los hijos
Tomando como punto de partida la entrevista publicada el 22/06/2012 en el Diari de Rubí a nuestro colaborador Marc Sorribas (Gestor de Conflictos y Mediador), veremos la importancia de la figura del mediador en los conflictos familiares y, especialmente, en los casos de separación y divorcio para reducir el impacto psicológico negativo que los largos procesos judiciales acarrean a los hijos de la pareja.
Respecto al tema de la separación y el divorcio, Marc Sorribas nos explica varios puntos interesantes:
«Es un hecho probado que una alta conflictividad entre los padres genera alteraciones psicológicas en los hijos. Conseguir llegar a acuerdos y mejorar la relación entre los miembros de la pareja o expareja tiene el efecto de rebajar el conflicto y por tanto de preservar el bienestar emocional de los hijos. La mediación es también una alternativa de solución para no tener que entrar en un proceso judicial, cuando hay desacuerdo entre los miembros de la ex pareja sobre la custodia de los hijos, régimen de visitas … El coste emocional y económico de estos procesos puede ser muy elevado y comportarse gran tensión y sufrimiento no sólo a los adultos, sino también a los niños.»
«La mediación familiar tiene por objeto llevar a cabo un proceso de resolución de conflictos entre los miembros de la pareja o familia. Esto se hace con la intervención guiada de un profesional que ayuda de manera neutral a mejorar la comunicación y las relaciones, y a buscar soluciones y acuerdos que resulten satisfactorios para todos.»
«La mediación familiar se basa en la voluntad de las partes en conflicto, como pueden ser los miembros de una pareja o ex pareja, de colaborar para llegar a acuerdos dentro de un espacio compartido de escucha, reflexión y compromiso. El mediador, desde su imparcialidad y conocimientos técnicos, es el encargado de promover esta búsqueda de soluciones.
Desde un punto de vista psicológico, los beneficios de la mediación son muy claros ya que mejoran la comunicación familiar reduciendo la confusión y los conflictos emocionales que generan inseguridad en los hijos. Desde la imparcialidad y los conocimientos, el mediador, tal y como vemos en la entrevista, ayuda a que los miembros de la pareja se escuchen y se comuniquen de una forma clara y asumiendo compromisos, sin ejercer abusos de poder de uno sobre otro.
A veces el abuso de poder en la familia puede surgir de pretendidas «buenas intenciones», por ejemplo, la sobreprotección y la sobresatisfacción, unos mecanismos utilizados para calmar la angustia de los padres ante sus propios conflictos no resueltos que no hacen otra cosa que crear más confusión, inseguridad y dependencia en los hijos.
También puede ser clave la figura del mediador en el tema de la custodia, un tema en el que es fundamental que la pareja tenga una comunicación muy clara y positiva, orientada al bienestar y educación de los hijos, ya que ambos progenitores tienen la responsabilidad de criar y educar, y para hacerlo, deben estar presentes, vivir y convivir con los hijos. A menudo vemos custodias poco equilibradas que hacen que los hijos sufran, además de la separación de sus padres, la ausencia casi permanente de uno de ellos, la mayoría de veces, el padre.